jueves, 31 de enero de 2013

Circo criollo Insultos bien calculados Primero fue Ricardo Darin, luego Enrique Pinti y después Miguel Del Sel. Los tres, uno tras otro, como si se hubieran puesto de acuerdo, le faltaron el respeto a la señora presidenta y dieron lugar a encendidas respuestas de sus colaboradores y en algún caso, hasta de la misma primera mandataria de los argentinos. Lo que lleva a preguntarse dos cosas: una ¿se trata de una casualidad?; dos, ¿o estamos ante una ofensiva formal, estudiada, calculada, previa a quién sabe qué clase de ataques más directos aún a su investidura? Lo importante, ante estos ataques, es tranquilizarse y examinar el fenómeno con detenimiento, pero también con calma. Puede tratarse, en primer lugar, de algo fortuito, algo que a veces se da con estos alocados personajes de la farándula. También puede ser que transmita cierto clima adverso a la señora en algunos círculos opositores, forzosamente minúsculos. O, por qué no, no ser otra cosa que tiros al aire de gente que advierte que está perdiendo vigencia y procura, por ese medio canalla, atraer a la audiencia. O sea, una forma deplorable de tratar de reconquistar los favores del público. Pero aún existe una posibilidad más, aunque aparezca, sin duda, como la menos creíble. Que sea nada más que una forma, algo salvaje, es cierto, de no sólo atraer la atención de la señora, sino de provocarla. Dicho de otra manera: que lo que se esté buscando sea suscitar, para regocijo de sus fans (de Cristina, se entiende), la respuesta de la señora por los canales de la red que ella sabe utilizar con tanta gracia. Como lo hizo, por ejemplo, ante el exabrupto del actor Darin y como no lo ha hecho, todavía, ante los arrebatos de Pinti y Del Sel. Es decir, aunque su estilo y su ingenio son inimitables, puede tal vez inferirse qué podría haberle respondido a Pinti, quien pretendió destratarla llamándola “loca”, diciéndole “más loca será tu madre, baby” Es decir, mezclando el castellano con el inglés con la gracia con que sólo ella sabe hacerlo. Y al incorregible Del Sel, que olvidando los buenos modales que hoy se exigen de un político argentino, le dijo nada menos que “vieja chota” y “tal por cual”, por el mismo medio y con la misma sutileza, le podría haber dicho “andá a lavarte el breech, sotipe”, con lo que le habría dado un sosegate que acaso le dure para toda la vida, si es capaz de aprender de sus errores. Como en el Margot no sólo los parroquianos se apresuraron a dar sus propias interpretaciones a estas declaraciones, sino que agregaron lo que les hubiera gustado decirle a la señora Presidenta, el reo de la cortada de San Ignacio los paró en seco. Y dirigiéndose a uno, el más exaltado y el más bocasucia, le dijo; “Maestro, ¿pero qué le pasa? Cálmese. Mire si se enoja y nos manda decir, en inglés o en japonés, que somos unos maricones y unos buenudos y que, a partir de ahora, también los que cobran la mínima van a pagar Ganancias”.

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