miércoles, 22 de octubre de 2014

Circo criollo UN SILENCIO SOSPECHOSO

 Circo criollo

 UN SILENCIO SOSPECHOSO

 Hoy se puede afirmar, ya sin un jerónimo de duda, que la faringitis que mantuvo callada a la señora presidenta durante dos largas (o muy breves) jornadas, no fue tal. Más aún, ya se sabe que se trató de una mentira grande como un rancho o, en tren ya de llevar la cosa mucho más lejos, tan mayúscula como el edificio que la primera mandataria se propone construir en la Isla Demarchi, en el papel de la famosa arquitecta egipcia que subyace en su rica y múltiple personalidad. Pero si esto es absolutamente cierto hay,  por lo menos, dos versiones acerca de las razones que llevaron al cuerpo médico que la atiende, a someterla a esta larga y dolorosa mudez. Y que en ningún caso tienen algo que ver con la supuesta faringitis de la Señora. Una, en la que interviene la  esposa de uno de los facultativos que está a cargo de la preciosa salud de la mandataria. Quien, según este trascendido, temiendo que una sorpresiva intervención en cadena de la Señora, afectase un programa de chimentos que sigue con pasión y en el que se anunciaban las más íntimas revelaciones de Viky Xipolitakis, intimó a su marido de esta manera verdaderamente cruel: o hacés que la Señora no hable por 48 horas o esta noche dormís en el sofá. Sin embargo hay quienes dudan de esta versión, por considerarla muy alejada de la realidad. Ya que (dicen), ¿qué médico, qué funcionario, qué varón de posibles, no tiene por lo menos una opción rubia o morena, con o sin ultimátum matrimonial?  Ahora bien, ¿de esto cabe concluir que la faringitis realmente existió y se justificó la mudez, por dos brevísimas jornadas, de la señora Presidenta? No, ni por pasteles. Ya que hay una segunda versión acerca de este hecho, de mucha mayor gravedad aún. Y es la que dice que no fue la esposa de uno de los facultativos de cabecera de la primera mandataria, la que impuso la veda de dos días a los torneos oratorios de la Señora. No, el verdadero origen de esta prohibición, aparentemente por motivos de salud, habría venido de afuera. En efecto, tanto el pedido como la cuantiosa cantidad de billetes que hicieron posible esta operación, habría que buscarlos nada menos que en Moscú. Y en efecto, sería el mismísimo Putin quien, mediante un importante desembolso de moneda fuerte (tal vez euros), habría logrado que un médico criollo, de los de mayor confianza de la Señora,  dispusiese esta pausa supuestamente por motivos de salud, en las presentaciones televisivas de la mandataria. Y los que sostienen esta versión,  que son muchos, afirman saber que el gobernante ruso habría quedado realmente impactado por las cosas que le dijo la presidenta argentina en su reciente encuentro televisivo, tanto que temió que quisiera repetirlo y entonces habría dicho (naturalmente que en ruso): cóbrenme lo que quieran, pero por favor, impidan del modo que sea que vuelva a comunicarse conmigo. Y de allí lo de la supuesta falsa faringitis. ¿Vio, jefe –dijo un parroquiano del Margot a otro que tenía al lado- que ya habló otra vez? No hay caso. ¿Ahora, cuánta guita habrá que ponerles a los tordos esos para que la Presi nos de otro respiro, aunque sea por 48 horas?  Y el reo de la cortada, no bien lo oyó, se acercó al tipo y haciendo como que echaba mano a la billetera, dijo: “Jefe,si es por plata, no se preocupen.  Mi billetera estará siempre al servicio de las grandes causas populares”.

sábado, 11 de octubre de 2014

Circo criollo OTRA VEZ DE FIESTA Apresurémonos a decirlo: hay cristikirchkicinerismo para rato. Es que no se presiona para la aprobación, hoy, de leyes importantes, ni se alcanzan logros tales como una estrecha amistad con China y con Rusia, ni se buscan enemigos tan señalados como los buitres y los Estados Unidos, ni se carga tan decidida y definitivamente sobre la prensa cipaya para, como haría cualquier gil de lechería, entregar el poder dentro de un año y pico. Y todo porque la viejísima y superada Constitución Nacional así lo dispone. Y porque, por esas cosas de la Naturaleza adversa, el otro K ya no está entre nosotros y al pequeño K aún no le da el piné, según pudo verse en su reciente debut en la cancha de Argentinos Juniors. (Aunque, sin dudas, estará afiladísimo de acá a otros cuatro años u ocho, con mamá en el poder y con el Kichi apretando el tomate). Es decir y vale señalarlo, ya quedaron atrás el efecto depresión causado por el resultado de unas elecciones de medio tiempo aparentemente adversas y por la aparición de algunas nanas ya superadas, que la tuvieron al borde de tirar la toalla. Pero todo cambió y para bien, con aquella sabia decisión de sacarse de encima una serie de funcionarios que no eran más que un peso muerto en su gabinete y con la aparición casi milagrosa del Kichi, que volvió a darle aire al Gobierno y motivos para quedarse a la Señora. Así fue cómo éste dejó de ser un gobierno muerto y sin planes, para ser otro, nuevo y distinto de aquél. Con más aires que una minita que salta a la fama por un divorcio anunciado en un programa de TV de la tarde, y con más poder, para hacer lo que se le venga en gana, que el mismísimo Tinelli en “Bailando”. Así, lo que parecía nada más que un capricho de una vecinita de Tolosa, alentada por vaya a saber qué lecturas de juventud, disponiendo la erradicación salvaje e inmisericorde de la estatua de don Cristóbal Colón de la placita vecina a la Rosada, pasó a convertirse en toda una declaración de principios. Una gran vuelta de tuerca, un volver a empezar pero, ahora sí, para cumplir con aquellos ácidos sueños de juventud. Casi los mismos que trocó por un traslado, casi una fuga, al lejano sur y un rápido matrimonio con un señor adinerado. Por lo que ahora sólo cabe sentarse y esperar, ya que lo mejor está por venir. “¿No le parece, maestro?”, le preguntó un tipo que estaba sentado en la mesa de al lado, al reo de la cortada de San Ignacio. El reo terminó su café, se secó una gotita que le había caído en la solapa de su viejo saco de La Mondiale y dijo, sentencioso. “Ya lo creo, jefe. Al menos, mejor que el ébola. ¿O no?”