viernes, 4 de enero de 2013


Circo criollo

Del Dante
a los K


Los argentinos han recibido con algarabía el ingreso al 2013. Algo así como una rutina que algunos han vivido brindando con champan y otros mandándose al buche, con igual regocijo, un tetrabrik refrescado en un balde. Sin advertir que aquí, como en el infierno que transitara este muchacho Dante, está inscrito aquello de lasciate ogni speranza voi ch’entrate. Lo que ocurre es que mientras Satán lo había hecho picar en la piedra en un cuerpo mayúsculo, como para que nadie se hiciera después el gil diciendo “yo no lo sabía” y pidiendo más que tardíamente perdón por sus pecados, aquí es preciso deducirlo. Lo que es fácil, porque basta con hacer un pequeñísimo esfuerzo, sin necesidad de extremar la imaginación, para saber que estamos en el horno.
Porque ya estaba escrito en la médula de los K lo que habría de ocurrir. El primer signo revelador está en la mismísima Casa Rosada. Que dejó de ser lo que era para convertirse en una jaula enrejada que denuncia, a los gritos, la índole asustadiza de sus moradores. Que, no conformes con ello, además amurallaron la mitad de la Plaza de Mayo, la cubrieron de vigilantes y, por si esto fuera poco, se quedaron con una cuadra, la inicial, de la histórica calle Balcarce y con la placita donde se encuentra el monumento al zeneize Cristóbal Colón. Hoy al navegante sólo se lo puede pispear desde la vereda. Pero mejor es no hacerlo ni detenerse en las inmediaciones, porque la Rosada está poblada hoy por una serie de tipos que parecen tener muy pocas pulgas y que no les quitan los ojos de encima a los mirones. Y como si eso fuera poco, han agregado un museo, el del Bicentenario, a espaldas de la Rosada, que parece construido a propósito para desmerecer el resto del conjunto arquitectónico y al que, para ingresar, es preciso someterse al escrutinio de unos guardianes de mala cara y de unas máquinas que detectan todo, hasta si el visitante es deudor de la AFIP.
Pero como si esto no fuera suficientemente expresivo para deducir quién es hoy, de lunes a viernes, el principal habitante de la Rosada, también hay que saber que ha cambiado el orden interno del edificio, abatiendo paredes, destruyendo baños, sometiendo al destierro al vice (lo que tal vez no sea tan desacertado) y hasta prohibiendo el ingreso al piso de todos cuantos podrían llegar a incomodarla. En primer lugar a los periodistas de la Sala, pero también a algunos ministros y secretarios, a los que solo se convoca cuando llega el momento de aplaudir.
En ese contexto persecutorio se inscriben también otros síntomas no menos significativos. Cualquier mandatario estaría chocho con el apoyo de los peronistas y de los sindicalistas del mismo signo (otros parece que no hay). Pero para los K eso no es suficiente, por una simple razón: el apoyo viene de afuera hacia adentro y estos que hoy la apoyan acaso sean los mismos que ayer apoyaron a Menem, hicieron fiestas con Cavallo, vivaban a Duhalde gritándole “cabezón, cabezón”, cuando lo veían pasar y son incondicionales del Pocho, tanto el del 45, como de aquel viejo que volvió en los 70 del bracete con López Rega. Están hoy con ella, como ayer  estuvieron con Él y mañana con cualquier otro capaz de ir a San Vicente a visitar los restos del General y de cantar la marchita a capella, si  eso le asegura los votos de los muchachos.
Pero lo que resultaría una situación provechosa para cualquiera, se hace insoportable para la Señora, que no sólo no se conforma con ser otra más, en la historia del peronismo, sino que pretende no ser menos fundadora de un movimiento, tanto o más imperecedero que el PP del General. Para lo cual, ayudado por su hijo, que parece que es una luz en estos menesteres, se ha provisto de un relato y de unos intérpretes tan convencidos como bien remunerados, en quienes confía (sólo en ellos), para que le saquen la Presidencia adelante y por tanto tiempo como el que se propone vivir. Acaso para siempre.
Dadas estas circunstancias con las que habrá que convivir en el año 13 de este siglo novato, en las que se confunden el terror cerval y la convicción no negociable del gobierno, sólo un optimista profesional podría suponer que las cosas pueden ir mejor. Que se reconozca la inflación, se respete la libertad de prensa, se den conferencias en las que cualquiera pueda preguntar y se advierta que así vamos directo al hoyo, es totalmente impensable. Por lo que suponer que el 13, que empezó con saqueos, termine con los argentinos bailando tomados de la mano, es casi tan absurdo como que  alguien, en su sano juicio, venda sus dólares a 4,50.
“Maestro –dijo el reo de la cortada de San Ignacio, acomodado en una mesa del Margot- me parece que ya hay que ir pensando en alguien para el 2015”. Y agregó, convencido: “Yo ya tengo candidata: Victoria Donda”. “¿Victoria Donda?”, repitió extrañado el tipo que lo acompañaba en la mesa. “¿Qué sabe de ella? ¿Es buena? ¿Tiene chances?  ¿Es una mina inteligente? ¿Usted cree que está preparada para el cargo?” “Mire maestro, respondió sincero el reo, le juro que de todo eso, no se nada. Pero de lo que no me cabe ninguna duda, es de que está buenísima”. 
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario