viernes, 1 de marzo de 2013

Circo criollo ¿LLEGÓ EL AMOR A LA ROSADA? La versión de que existe o habría existido, un romance entre la presidenta de los argentinos, Cristina Fernández y el juez español, Baltasar Garzón, no ha sido bien recibida en medios oficialistas. Acaso por la repercusión que la supuesta noticia, recogida de medios ibéricos, tuvo en medios locales de la oposición. Lo que, por decir lo menos, es un error. Porque qué cosa más grata podría ocurrirle a la señora, que acaba de cumplir los 60, que un letrado tan famoso como el doctor Garzón (que, por otra parte, tampoco se cuece en un hervor), festejara a la señora y hasta pensara en proponerle matrimonio. La reacción negativa ante esa noticia y hasta el hecho de atribuirle connotaciones conspirativas, hablan muy mal del estrecho círculo que rodea a la señora. Porque salvo que alguno de ellos pretenda también apoderarse de su corazón (y de ahí la bronca ante la irrupción inesperada del hispano) no se entiende porqué negarle a la señora la dicha de tener, a su edad, un pretendiente de los kilates de este hombre. Aunque tal vez esta reacción tan intempestiva e ignorante de que hay cosas del corazón que la razón no entiende (y, por lo mismo, mejor no meterse con ellas), tenga su origen en sentimientos más bajos y despreciables. Porque ya se sabe que la Señora está allá arriba pero que no está sola. La rodean colaboradores íntimos, ministros, secretarios, parientes, amigos de fortuna, aprendices de funcionarios y de políticos, cientos de miles de empleados públicos, directores de empresas, sindicalistas asociados, periodistas adictos y demás, que no sólo están allí para servirla en lo que se le ocurra mandar, sino que tienen depositada en ella casi todas sus expectativas de vida. Un buen empleo, algún vuelto, auto con chofer, presencia en la TV, una banca en el Congreso, la posibilidad de ir más arriba y hasta la ilusión, siquiera en un puñadito de seguidores, de que efectivamente están haciendo cambios fundamentales en el país, que apuntamos a potencia hemisférica y que esto se va para arriba. Y en este contexto peliagudo ya no es bueno que haya dicho, como acaba de hacerlo al inaugurar el nuevo período de sesiones del Congreso, que no habrá reforma constitucional, lo que echaría por tierra la posibilidad de un tercer mandato y, por consiguiente, del ¡viva la pepa! de un montón de seguidores. Aunque ya se sabe que promesas de este tipo bien pronto pueden olvidarse y volver por la re-reelección, si las circunstancias lo hicieran aconsejable. Habida cuenta de que no sólo la calle puede ser dura, sino que la Justicia, sin tercer mandato, puede ponerse molesta. Pero por eso mismo es que a algunos puede preocuparles, mucho más que la promesa de que no habrá reforma constitucional, el hecho de que aparezca un fulano, le robe el corazón, se case con ella, le saque este berretín de gobernar hasta que las velas no ardan y los que viven del “relato” y pensaban vivir de él hasta la senectud propia y de sus hijos y nietos, mañana se queden colgados de la palmera mientras ella disfruta de una segunda luna de miel, de compras en El Corte Inglés. “Yo lo creo –dijo categórico el reo de la cortada de San Ignacio-. Y le digo más. Si no se casa y larga igual la Presidencia, que me dijeron que ya la tiene aburrida, fija que puede hacer carrera en la TV. Como la Mole Moli ¿vio? O como ese mozo Fort”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario