sábado, 2 de marzo de 2013

Circo criollo HASTA LA VICTORIA, CASI SIEMPRE ¿Y el año que viene, qué? Supóngase por un breve momento que en el curso del presente ejercicio la señora Presidenta consigue dominar el Consejo de la Magistratura y convertir a Clarín en una simple hoja de papel sin lectores. Llegados a ese punto ¿se habrán colmado todos los deseos de la señora y estará dispuesta a entregar mansamente el poder a quien sea, al término de su segundo mandato? No es necesario ser Nostradamus y ni siquiera taquidactilógrafo recibido en Academias Pitman, para suponer, con todo respeto, que de ningún modo las cosas pueden suceder así. Es más, muchos de cuantos hoy forman parte del elenco estable de la Rosada y contribuyen a la rutina injuriosa contra los opositores, es muy factible que tampoco se cuenten entre los vencedores del elenco de Cristina. Aún cuando hayan demostrado la mayor de las lealtades peleándose a muerte con sus adversarios, aceptando insultos y humillaciones y aplaudiendo con una sonrisa beatífica cada vez que la señora hablaba. Lo que no es poca hazaña, dadas las veces que lo hizo. Es decir, hay muy buenas razones para suponer que este gobierno no va solamente por la re-re-reelección. Y que tal vez lo que pretende es algo así como la vida eterna en el sillón del morocho Rivadavia, la propiedad de la Rosada y de sus alrededores de aquí a la eternidad y, por añadidura, la pax romana. O lo que es casi lo mismo, a los vencidos, ¡ni esto! (Expresión que, como se sabe, va siempre acompañada por un gesto tirando a grosero). Pero hay más. Porque todos los que hoy están a bordo porque son “del palo” y vienen tirando del carro sin importarles humillaciones, pérdidas de amigos y hasta chanzas que les dirigen sus subordinados a la hora de la leche, están convencidos de que seguirán en la nave insignia una vez que se obtengan todos los fines por los que han luchado a brazo partido por y con la señora. Sin embargo, es hora de sacarlos de sus sueños y enfrentarlos con la verdad. Acá el triunfo, el dulce de leche de la victoria, que sin duda va mucho más allá de otro mandato y del aniquilamiento de los Magnetto, los Scioli, de los Massa y demás pequeños escollos, no será compartido por todos los que hoy están a bordo. Todo apunta a que el grito de guerra final, el que marcará el triunfo de la causa, no será otro que: ¡a los viejos ni justicia! (Versión adaptada de la graciosa expresión que el buenazo del General Perón dirigió, no a los jovatos sino a sus enemigos). El camporismo militante, que hoy tiene al frente a personajes de guiñol, como Máximo, y la presencia dominante de una abogada exitosa que no esconde sus millones, promete transformarse entonces en un “vamos por todo” y for ever, con olor a los 70. Que será cubierto, no por tipos como aquellos que, al fin y al cabo, arriesgaban su vida y tenían enfrente uniformados que no se detenían en detalles, sino por jovencitos de buena presencia y educación universitaria que, a cero riesgo, apuntan hoy a conseguir y disfrutar lo que los montos no pudieron. El reo de la cortada de San Ignacio preguntó: “¿Usted cree, maestro, que este muchacho Moreno seguirá o lo rajarán por la edad?” “Pero cómo lo van a dejar –le respondieron-. ¿O no se acuerda que le puso al pan un precio máximo de 2,80 y hoy está a más de 14 mangos el kilo?”. “Bueno, respondió el reo, si vamos a entrar en pequeños detalles, tiene razón. Pero fíjese, en cambio, qué bien le va con el dólar. ¿O no?”

No hay comentarios:

Publicar un comentario