jueves, 21 de febrero de 2013

Circo criollo Un dinero mal empleado Hay errores que se cometen desde el Gobierno tal vez por un exceso de bondad con los menos favorecidos por la fortuna y la naturaleza y que se pagan caro, ya que poco o nada suman a los verdaderos intereses del oficialismo; más aún, sólo cabe consignarlos como un derroche que no tiene su contrapartida en ninguna parte, salvo en el bolsillo de los beneficiados. Una buena muestra de ese alegre despilfarro se advierte en la distribución de la pauta publicitaria que, según datos que acaban de conocerse, ha ido en ayuda de los medios que son favorables a la Señora y a su política y no de los que tienen mayor tirada, o son más vistos y escuchados. Lo cual tendría un sentido cabal y utilitario si aquellos medios que ayudan aparentemente a tirar del carro, que no critican ni objetan, que no se ocupan del patrimonio de los que están en el poder y la ven a la Señora siempre guapa y certera, fueran los que más se venden, los que más se ven y los que más se escuchan. Pero aparentemente la cosa es exactamente al revés: los medios que más guita reciben del Fisco son los menos vendidos y populares y los otros, los que reciben monedas o no reciben nada, son los que más penetración tienen en la opinión pública. Lo que implica un contrasentido, salvo que el apoyo ciego a los primeros sea al solo efecto de tirarles unos níqueles a amigos que andan en la mala. Y no porque contribuyan a convencer a la oposición, vendepatria y cerril, como siempre, a que abra los ojos y se entregue al modelo, como debería ser. Dicho de otra manera: a los que hay que convencer es a los opositores, para que su número no aumente y, al contrario, para que enterados de las maravillas que se están haciendo desde el Gobierno, se pasen a las filas oficiales, voten a la Señora y hasta acepten un tercer mandato cambiando la Constitución o lo que sea que haya que cambiar. Algo que, salvo que ocurra un milagro, no va a ocurrir, ya que quienes están empecinadamente en la contra carecen de casi toda posibilidad de saber lo que está haciendo el Gobierno, porque no les llega la propaganda oficial. Aunque aquí, en rigor de verdad, cabe hacer una excepción, ya que muchos de los que no leen los medios oficiales por ser contreras convencidos y empecinados, no se pierden, sin embargo ni una de las transmisiones en cadena protagonizadas por la Señora. Lo cual, según una encuesta, obedecería a una de estas dos razones: su charme, por un lado y, por otro, su gracioso parecido con la actriz que la imita. Pero más allá de que acaso no está bien dirigida la plata en avisos que se destina a medios que lee muy poca gente, lo cierto es que tampoco ayuda a la promoción de estos que la Señora se la pase jeringueando contra los opositores y no mencione jamás a los que son adictos, ya que así fomenta la lectura de aquellos y no conduce, para nada, a que se lean los que tiran a favor. Resumiendo: en materia de medios no sirve andar con medias tintas. O se avisa en los que más venden, como hacen los supermercados, los fabricantes de colchones, las negocios de artículos para el hogar y demás calaña capìtalista, así como todos los que tienen real interés en que les compren algo, o se termina con los medios opositores, como supo hacer muy bien el primer Perón y como hoy lo hacen el compañero Chavez y el no menos compañero Correa. Pero lo fundamental es no seguir tirando la guita, sobre todo cuando comienza a escasear y las elecciones, esa otra invención del demonio, están cada vez más cerca. Al reo de la cortada de San Ignacio se lo vio en el Margot desplegando un diario de los oficialistas. “¿Qué le pasa maestro?, quiso saber uno. ¿Cambió de palo? ¿Ahora está con la Cristina? Cómo se ve que ahora está cobrando una jubileta que es un lujo”. El reo no respondió de inmediato. Volvió a abrir y cerrar el diario que tenía entre manos y al final le preguntó al curioso: “Jefe, ¿a usted le parece que me alcanzará para envolver los tamangos? Les tengo que hacer media suela y taco, porque los vengo usando desde que salí de la colimba”.

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