jueves, 25 de julio de 2013

Circo criollo CÓMO GANAR LAS ELECCIONES El reo de la cortada de San Ignacio, según lo ha dicho más de una vez, se inclina, para el 2015, por la fórmula Victoria Donda-Carolina Pelleriti. Allá él. Pero fuera de esta fantasía, que ni cabe tener en cuenta, existe una casi certeza: quien preside hoy los destinos del país no sólo tendría casi cerrado el camino de la re-reelección, sino que es más que posible que sus candidatos experimenten un sonado fracaso tanto, en los próximos comicios de agosto, como en los que se llevarán a cabo en octubre siguiente. Lo que, de confirmarse, marcaría quizá el final del kirchnerismo, el adiós del relato, el chau baby de tantas cosas lindas como se han vivido durante estos últimos años, comenzando por la misma primera mandataria y finalizando (es un decir), por su simpatiquísimo hijo Máximo. A quien muchos, dadas sus dotes para la política y su delicado esprit comunicacional, lo veían como el heredero natural del Eternauta, pero con su propia envoltura de héroe popular. Aunque no, de ninguna manera, como sugiere malévolamente la oposición, como Pedro Picapiedra o como el Tío Cosa. Pero acaso lo más importante, para la Señora y para sus numerosos seguidores, es que no todo está perdido. Todo puede cambiar dando un giro copernicano si se ajustan algunos detalles. Un improvisado podría decir que si se prescinde de colaboradores tales como los señores Moreno y DeVido, las acciones de la primera mandataria subirían, del mismo modo que sube un globo aerostático conforme se le quitan algunas toneladas de peso. Pero no, no se trata de eso, aunque en este campo también se podría mejorar incluyendo a alguien que alguna vez haya tenido un libro en sus manos, aunque más no sea para aplastar una mosca pendenciera. Pero mucho menor sería que se diera un vuelco copernicano en la política comunicacional. En efecto, hoy el Gobierno de la Señora gasta ingentes cantidades de dinero, que acaso ella sustrae de sus necesidades diarias, en publicitar su nombre, el de sus principales colaboradores y el de las grandes cosas que su gobierno realiza, como las que se harán algún día en materia habitacional para los pobres, así como caminos, energía, trenes, danzas clásicas y epistolario. Vale decir todo y hasta mucho más de lo imaginado. Y ha elegido dos maneras de comunicar todas esas maravillas al noble pueblo argentino: los discursos, casi a diario, emitidos por la cadena nacional y una propaganda abundante y muy onerosa en medios que le son fieles o, más simplemente, propios. Y aquí precisamente reside el error y anida el huevo de la derrota. Porque está visto que este país de “buena gente”, como reza el slogan oficial, es tan desagradecido o tan memo en materia de elección de programas por TV, que no bien aparece la Señora dando sus señeros discursos en alguna celebración o inaugurando una pulpería, cambian de canal y se ponen a ver cualquier pavada extranjera. Con lo que se han perdido momentos memorables, como la Señora bailando el Himno Nacional o, suprema actuación, haciendo el pollito en Angola. Y, acaso peor, es lo que ocurre con la propaganda publicada en los medios leales, que como nadie los lee es lo mismo que arrojarles margaritas a los chanchos. Pero lo bueno de esta situación es que aún hay tiempo de corregir los errores y recuperar los votos perdidos. Y llegados a este punto y en tren de clarificar la nueva política comunicacional, empecemos por ponerle nombre. En efecto se la podría denominar, sin menoscabo de sus altos objetivos, como “Plan Coto” o, si no se quiere mencionar a este comercio en desmedro de otros, “Plan Supermercado”. Porque se trata de una deducción muy sencilla: ¿dónde publicitan las empresas que realmente tienen ganas de vender y de ganar plata? ¿En los medios que no se venden o en los que compra la mayoría? Sin duda en estos últimos, Clarín, La Nación, Canal 13, radio Mitre… ¿Qué son opositores? ¿Qué duda cabe? Pero lo importante no es eso sino que venden, venden a montones, tienen una gran audiencia y aviso que se pone en ellos es plata que vuelve en ventas. Y para empezar, entonces, ¿por qué no poner un gran aviso en el programa de Jorge Lanata? ¿Por qué no abrazarse también con la actriz que la imita y por qué no invitar a la sueca con una pasta frola casera en Olivos? ¿Y por qué, también, no proponerle al señor Magnetto, a Morales Solá, al Dr. Castro, a Lanata, reunirse en la Rosada alrededor de un plato de ravioles con salsa de ajíes de la mala palabra y un tinto de esos que dan lugar a que los comensales terminen la reunión entonando un aria de Verdi, pero al vesre? “Yo creo que con eso se salva, maestro”, aseguró el reo de la cortada de San Ignacio. “Pero, agregó enseguida, para que el morfi sea un éxito, también tiene que estar el pibe de la Señora. Si, porque me dijeron que no sólo es un piquito de oro y te levanta cualquier reunión, sino que contando chistes es mejor que el Negro Olmedo”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario