sábado, 25 de mayo de 2013

LAS POESÍAS DE MI TIA CLELIA Mi tía Clelia, que debe haber nacido alrededor de 1880, era poeta, lo mismo que su padre y su hermano Pablo (mi padre). Y publicaba sus poesías en las revistas de su tiempo. Y así fue hasta que se casó con mi tío Alfredo. Que era una excelente persona pero que tenía sus ideas acerca de lo que debía y lo que no debía hacer una mujer casada. Por lo que cesó en su labor como escritora y se dedicó, exclusivamente, a atender su casa, su marido y sus hijos. Al menos eso fue lo que creíamos todos cuantos la conocíamos. Hasta que una tarde de 1964, cuando ella contaba ya más de 80 años, descubrí que no había sido exactamente así. Había dejado de publicar, es cierto, pero no de escribir. Porque esa tarde que yo había ido a visitarlos a su departamento, en Caballito, aprovechando que su marido estaba en otra habitación, me extendió unos papeles escritos a máquina y me dijo, muy quedo: “Tomá. Son mis poesías, las que escribí durante estos últimos años. ¿Podrías hacer que me las publicasen?” Mi tía Clelia y mi tío Alfredo murieron, casi el mismo día, unos años después. Y yo no pude cumplir, en vida de ella, con lo que me había pedido y seguramente le había despertado tanta ilusión. Pero guardé aquellos originales, porque sus poesías siempre me parecieron bellísimas. Así que hoy decidí, ya que no fueron editadas como a ella le hubiera gustado, incorporarlas a mi blogg. Como una suerte de tardío homenaje a su memoria y de reconocimiento a su indudable talento. Espero que mucha gente las lea y las disfrute. VERSOS DE ENTRECASA Clelia Della Costa (1964) YO Polvo volviendo al polvo cada día Polvo volviendo al polvo nada más. Agobiada la espalda menguando la estatura, rugoso pergamino la otrora tersa piel; borroso el horizonte en la mirada sin forma ni confín; el andar vacilante lerdo el paso, inexorablemente voy llegando a mi fin Polvo volviendo al polvo cada día. Polvo volviendo al polvo, nada más. Pero en algún rincón de mi cerebro, lucecita de fósforo aún hay luz. Aún razono, aún sueño y aún conservo la ancestral manía de traducir en cuatro garabatos, historias de mi vieja fantasía. NOSOTROS Aquí estamos sentados frente a frente, sumamos siglo y medio entre los dos, ya perdieron vigencia ayer, mañana, hoy. Aquí estamos sentados frente a frente cada cual con su lápiz y su block; yo, componiendo versos de entrecasa él, sumando incansable millones de Arlequín. Aquí estamos sentados frente a frente simples espectadores del ajeno vivir. ELLOS Hay un muro invisible entre nosotros y ellos, hay un muro invisible. Estamos frente a frente y nos miran sin vernos y nuestra voz no llega a sus oídos y tendemos las manos sin hallar asidero. Hay un muro invisible entre nosotros y ellos. Y les dimos la vida y toda nuestra sangre florecida en amor, fue para ellos. Y nada les pedimos pero, cómo quisiéramos derribar ese muro y adentrarnos en ellos. ECLOSIÓN Toda yo en alarido; toda yo, cuerpo y alma, toda yo en alarido, desgarrón lacerante de la carne; toda yo en alarido, luego calma, en lasitud total de cuerpo y alma. Sólo vivo y alerta y expectante el oído, toda yo en el oído en espera anhelante de aquel primer vagido. AQUELLA CASA Cuando el amor nos llama alegremente dejamos el hogar, mas queda allí, al alcance de la mano la casa de mamá. Pero un día la muerte deja sola desolada y ajena la casa de mamá y sabemos entonces que fue hito, faro, remanso en nuestra vida, la casa de mamá. Y perdemos la ruta de por vida y es quimérico afán, andar y desandar aquel camino que nunca llega a casa de mamá. Y DIRÁN Y dirán los nietos cuando me haya ido, nunca nos dio nada esa abuela pobre que nada tenía ni sedas, ni joyas ni monedas de oro para la alcancía; nunca nos dio nada y era millonaria de imaginería. Palacios tenía que a un soplo de viento se desvanecían, tenía castillos de altas almenas y airosas ojivas en cuyos vitrales pintaba sus siete colores un gran arco iris. Tesoros tenía, diademas de perlas, oros y zafiros, frotando la lámpara del buen Aladino. Más dirán los nietos cuando me haya ido: nunca nos dio nada esa abuela pobre que sólo tenía, un libro cerrado que nadie abriría jamás. VATICINIO “Un corazón de oro fino pondrá en tus manos el mar” Un corazón de oro fino que mis manos asirán! Días y días y días el sol brilló sobre el mar, noches y noches la luna vistió de novia la mar. Ay que mis ojos ya ciegan en constante avizorar y la luna hebras de plata deja en mi sien al pasar; ay de mis manos crispadas en diez puntas de puñal, acribillando mis pechos consumidos de ansiedad, ay que el alma se me escapa suspirando, al suspirar… Esta mañana un guijarro dejó en mis manos el mar, un guijarro, nada más. EVASIÓN Soñar, soñar, soñar. Poseerlo todo no teniendo nada, dejar en cada verso el mensaje cabal, vibrar con la armonía del acuerdo perfecto, de la línea impecable forma, imagen, color. Gozar con la belleza de la nube que pasa entre un azul de cielo y un brochazo de sol conocer el misterio de todas las estrellas soñar, soñar, soñar; los pies siempre clavados en la tierra y el loco pensamiento echándose a volar. Oración al Cristo del Buen Amor Perdóname Jesús si no puedo adorarte muriendo en esa cruz. Tu corona de espinas es taladro en mi sien; entenebrece al mundo tu pupila sin luz y tus manos crispadas enclavijan mis manos y hacen mía tu cruz. Yo te adoro, Señor con las manos en alto bendiciendo Urbi et Orbe tu numerosa grey. Adora la divisa honda de tus reclamos “Sirvite parvules venire at me”. Y te adoro Señor en la Cena inmortal compartiendo con Judas tu pan y tu sal. Perdóname Jesús si no puedo adorarte muriendo en esa cruz. AMÉN Abuela dormita mecida por el balanceo del sillón de Viena; la cercan los nietos -esperanza en flor- voceando su afán: yo seré ingeniero y haré mil casitas y un gran rascacielos… yo seré doctor y yo millonario, seré un gran señor. Yo seré el Obispo de la Catedral… Yo ensartaré estrellas para mi collar… Abuela sonríe siguiendo el vaivén del sillón de Viena: Señor, que así sea, que así sea. Amén. ANGELUS Allá lejos un grupo de nubes Parece formar un inmenso rebaño de ovejas que un amo invisible conduce al azar. Y más lejos aún donde el cielo parece acabar, un mar de oro semeja otra nube que al sol en su marcha pretende arrollar. La noche se acerca, doblan las campanas invitan a orar y la luna, hostia Consagrada, lentamente se eleva del mar. INEVITABLEMENTE Será un día cualquiera, inevitablemente nos diremos adiós, irá pasando el tiempo, se esfumarán recuerdos en una niebla azul y de nuestro romance quedará solamente un pálido retrato en mi mesa de luz. Y tal vez una nieta curioseando en mis cosas preguntará indiscreta ¿quién era este señor? Nadie, diré mintiendo y en un hondo suspiro sentiré junto al mío latir tu corazón. MIEDO Ya eras sólo recuerdo cuando imprevistamente nos enfrentó el azar. Sorpresa en las miradas y un apretón de manos efusivo y cordial, un apretón de manos nada más. Quedó presa en mis labios la pregunta trivial: ¿eres feliz? y en el fondo de mi alma el miedo enorme de que dijeras, si. CELOS En la acera de enfrente me esperabas, pocos pasos y estaba junto a ti. Pasó a tu lado una mujer hermosa la siguió tu mirada desnudándola y sin cruzar la calle, me volví. • o o De qué vale saber si me quisiste o si tal vez te habré querido yo, sólo fuimos dos líneas paralelas imposible la unión. STECHETTI La parole d’amore che non ti dissi I servi che pensai a noi escrissi Fue sólo una mirada diferente, como chispa fugaz nos deslumbró incendiando la sangre turbando el corazón. Fue sólo una mirada diferente pero cambió el destino de los dos. Sé que nos hallaremos más allá de la vida el alma apasionada en vigilia estará, me dirá la palabra de amor que no me dijo, recordaré los versos que tan solo pensó por aquella mirada indiferente que trastornó el destino de los dos.

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