domingo, 25 de enero de 2015

SE VIENEN TIEMPOS DUROS

 Circo criollo  SE VIENEN TIEMPOS DUROS  Cuando la señora Presidenta habló por primera vez del caso Nisman dijo que el fiscal se había suicidado. Y no se equivocaba ni un cachito, tenía la justa. Pero lo que pasó fue lo siguiente: los incompetentes que fueron a matarlo y en los que se confió para que la cosa pareciera que el fiscal se había quitado la vida, hicieron las cosas terriblemente mal y, debido a eso, constatado que lo del suicidio era más trucho que una moneda de un peso veinte, la Señora debió corregir su primera declaración y de allí que hoy se hable de asesinato. Aunque, a decir verdad, los que también colaboraron con este lamentable epílogo, fueron los de la revista Noticias. Quienes le hicieron un reportaje que fue tapa del ejemplar del 17 de enero último, con este titular: “Alberto Nisman” “Secretos del fiscal que quiere condenar a Cristina”. ¿Cómo se les ocurrió titular así? Eso y poner en marcha la orden de ejecución, debe haber requerido nada más que un telefonazo. Pero acaso lo peor de todo fue que, ahora, los servicios están como locos. El periodista del Herald que fuera el primero en denunciar el caso, se tuvo que rajar a Israel donde, si no lo alcanza un misil palestino, vivirá feliz durante muchos años. El problema, no obstante, continúa para los que no tienen más remedio que quedarse en el país. Los cuales, a partir de ahora, es recomendable que tomen todas las precauciones antes de cruzar la calle o de subir a la terraza a tender la ropa. Porque unas migas de esperanza surgieron al declarar la jueza que se hizo cargo del caso, que no hay que descartar aún la teoría del suicidio. Y que en consecuencia el fiscal Nisman le pidiera prestada la pistola a su amigo Lagomarsino, no porque tuviera miedo de que lo amasijara la custodia, sino para terminar él mismo con esa angustia. O, por qué no, debido a que habría observado que los encargados de cuidarlo le prestaban más atención a las minas que entraban y salían de la torre, que a su persona, por lo que salvo que el asesino les anunciara su propósito, podía ingresar al edificio con una kalashnikov sin que los guardianes de su salud le preguntaran siquiera adónde se dirigía. Ahora bien ¿cómo termina esta historia? De la mejor manera, sin duda alguna. El quilmeño sutil, esto es, Aníbal Fernández, ya adelantó su parecer: el fiscal Nisman sólo escribió “burradas”. Tanto, que hasta tal vez suponga que se las escribió otro, vale decir que mientras Nisman cobraba 100 lucas por mes para laburar como fiscal, acaso le daría 10 o tal vez 15 a algún empleado de farmacia para que le escribiera los informes. En otras palabras, aunque es una pena, bien está que haya fallecido, ya que no era más que un ñoqui. Por lo que de aquí en adelante ocupará su lugar un pibe de la Cámpora que vive frente a la Facultad de Derecho, recomendado por Máximo. En el Margot un tipo que estaba sentado con otros cuatro o cinco alrededor de una mesa, se levantó y pidió a toda la concurrencia un minuto de silencio por el fiscal Nisman. Con lo que consiguió que casi todos se callaran. Pero no todos, porque el reo de la cortada siguió hablando con otro veterano, como si no hubiera oído nada. “Maestro –lo increpó el fulano que había pedido el minuto de silencio- ¿usted no se suma a este homenaje que le queremos hacer al fiscal Nisman?” El reo lo semblanteó unos segundos y luego le preguntó: “¿Jefe y quien me dice que a usted no lo manda la Cristina y mañana cierran el Margot y yo me quedo sin la jubileta? ¿O se cree que yo también soy un otario?”        

No hay comentarios:

Publicar un comentario