viernes, 19 de septiembre de 2014

EL QUE SE FUE A TIEMPO ¡Cacho querido! ¡Tanto tiempo sin verte! -¿Pepe? Pero sí, sos Pepe. ¿Qué hacés otra vez por acá? No sabés las veces que he pensado en vos. -¿Si, che? ¿Y por qué? -No sabés lo oportuno que estuviste al irte. De la que te salvaste. ¿O no sabés nada? -¿De qué, che? ¿Vos bien y los tuyos también, no? -No, nosotros bien. Al país, me refiero al país. -¿Pero qué pasó, che? -Qué no pasó, decí mejor. Vos te fuiste en el 81, ¿no? -Si el 29 de abril del 81, el Día del Animal. -Bueno, todavía estaban los militares. Ya aquello era un desastre. ¿Pero sabés qué hicieron después, en el 82? Invadimos las Malvinas, estuvimos en guerra con Inglaterra. -Pero Inglaterra es un país de la OTAN: -Claro y así fue como perdimos como en la guerra. Nos mataron como mil muchachos, nos hundieron el Belgrano y, lo único bueno, se tuvieron que ir. -¿Y quién vino? Un gobierno civil, calculo. -Si, Alfonsín. Pero no sabés lo que fue. Al principio, todo bien, la gente contenta con la vuelta de la democracia. Pero al final, metió tanto la pata, que generó una hiperinflación espantosa y se tuvo que ir seis meses antes. -¿Y quién lo reemplazó? No me digas, un peronista. -Si, Carlos Menem. Y no te digo lo que fue aquello. Al año la gente estaba chocha, porque había cesado la híper y había puesto en venta las empresas públicas. Un peso era igual a un dólar, los teléfonos andaban, la gente iba a Aruba como si fuera a Mar del Plata y podías tomar el whisky inglés más barato que en Londres. -¿Y después? -Un desastre peor. Aunque había una desocupación espantosa y una corrupción increíble, consiguió que cambiaran la Constitución y se hizo reelegir por otros cuatro años. No sólo todos los días cerraba una empresa y quedaba más gente en la calle, sino que duplicó el endeudamiento del país, aumentó el déficit público y la Casa Rosada se convirtió en el centro del escándalo y de la farándula. -Este concluyó su segundo mandato. -Y casi se hace reelegir para un tercero. Pero no, lo reemplazó un radical, Chupete De la Rúa. -Bueno, un tipo honesto y serio. -Si, pero lenteja e irresoluto. Le fracasaron uno tras otro los planes económicos que intentó para terminar con la recesión y al final, cuando se le presentó una corrida bancaria que amenazaba dejar al país sin un dólar, declaró el estado de sitio, se armó un tole tole en Plaza de Mayo, la policía mató no sé a cuántos y a los dos años apenas cumplidos, se tuvo que ir. -¿Y entonces? -No lo vas a creer. El Congreso primero eligió a Rodríguez Saça, que hizo tales zafarranchos y nombró a tantos impresentables, que se tuvo que ir a la semana. ¡Y no sabés quién lo reemplazó! Eduardo Duhalde, el de la provincia de Buenos Aires. -Y entonces las cosas anduvieron mejor. -¡Pero no! Devaluó, declaró el default, la desocupación y la miseria fueron cada día mayores, el dólar se fue a las nubes, la inflación hizo estragos, no permitió que la gente sacara de los bancos los dólares que habían depositado. A los tipos que reclamaban sus dólares les devolvían pesos. Los consulados de España y de Italia siempre estaban llenos de gente que se quería rajar del país. Y casi todos los días había marchas, protestas y saqueos. -Bueno, pero habrán llamado otra vez a elecciones y el nuevo presi habrá enderezado la situación. -Si, al principio. Pero ahora mismo estamos otra vez como antes. -¡No puede ser! -Como lo oís. El dólar por las nubes, una desocupación tremenda, una inflación que no para y, para variar, también el fantasma del default y la ley de abastecimiento. -¿Otra vez como en el cuarenta y pico? ¡No puede ser! La verdad: me dejás mudo. -Si, no sabés lo bien que hiciste en irte, las cosas que te evitaste. -Bueno, ya que lo decís, quiero agradecerte a vos y a los amigos del club, si es que todavía los ves. El velorio fue magnífico, nadie contó un chiste y tus palabras durante el entierro fueron conmovedoras. Más de lo que yo merecía. -¡Por favor!.. No sabés cómo te extrañamos.

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