sábado, 15 de febrero de 2014

Circo criollo CÒMO EXPLICAR LO INEXPLICABLE Es todo un tema este de la predilección de la Señora por los gobiernos fuertes y de izquierda, como el de Cuba o ahora el del señor Maduro en Venezuela. Una hipótesis, acaso la menos cierta, es que encuentra en ellos algunas de las ventajas que extraña aquí mismo, como la de hacer y decir lo primero que se le ocurre y ser aceptada con la aprobación o el silencio de los medios. O, también, esa posibilidad de forzar la voluntad ajena, de imponer medidas según su propio criterio, sin que esto signifique luego soportar las críticas de la oposición y hasta un revés en las urnas que la saque del juego. Y si bien estos no son sueños reservados a los pobres y desheredados de la fortuna, aparecen como más extraños en una señora que no sólo cuenta con una fortuna considerable y tiene gustos equivalentes a lo bien que le ha ido en la vida y en el matrimonio, sino que ha sabido rodearse de fulanos y fulanas igualmente favorecidos por gruesas cuentas en dólares aquí o en el exterior, aunque no todos ellos las hayan amasado trabajando. Vale decir que aquí hay una incongruencia, al menos aparente. Es decir que, debido a su confusa posición ideológica, en cualquier momento podrá faltar en el país el papel higiénico o se alcanzará, como en la isla, el ideal de enfrentar solamente tres problemas –esto es, el desayuno, el almuerzo y la cena- sin que esto se encuentre relacionado con la suerte personal y el perfil económico de la Señora, así como tampoco con el de muchos de sus seguidores. En consecuencia y en tren de hallarle una explicación a esta supuesta desconexión entre suerte personal y perfil ideológico, caben al menos dos posibilidades. Una, que aborrezca ser una persona de fortuna gracias a su enlace (cuando era una bella niña pobre, hija de un colectivero), con un señor que se manejó muy bien en el mundo de los negocios, hasta el punto de convertirla, como ella lo confesó ante estudiantes de Harvard, en una abogada exitosa. Y otra, no menos agarrada de los pelos, es cierto, acaso también tenga que ver con sus orígenes: una niña malcriada por sus papás, a pesar de su modesta situación y del fanatismo de su mamá por los “triperos” de Gimnasia y Esgrima de La Plata (y no por Estudiantes, el club platense de los “chetos”), que así, inocentemente, la prepararon para convertirse en pichón de déspota no bien tuvo la oportunidad de agarrar la manija. Pero cualquiera sea el origen de su particular estrabismo psicológico, que indudablemente la perturba, vaya a saber si ahí no se encuentra también el origen de sus males físicos. Es decir, si ese encontronazo feroz entre lo que es o en lo que se ha convertido y las imágenes siempre presentes en su espejo retrovisor, no la han llevado a padecer todos estos males que hoy la aquejan, así como esta extraña costumbre que ha adoptado, de rajarse a El Calafate en cuanto puede, en su condición de convaleciente permanente por su chichonazo y por sus otros malestares detectados por la medicina. Porque convengamos en que El Calafate es muy bonito, pero aceptemos también que para pasarla panza arriba también está bueno Olivos, especialmente si le funciona el aire acondicionado. El reo de la cortada de San Ignacio se mostró inquieto. “Tanto viaje a El Calafate, tanto que le pasa esto o que le pasa aquello… Me pregunto: ¿no estará por tomarse el raje?” Y como alguien supusiera que lo que le inquietaba era que quedara Boudou al frente del Gobierno, respondió: “¡Pero no maestro! Si Boudou es un tipazo. Lo que me tiene loco, pero loco de verdad, es que esta mina se vaya y que todavía, en Avenida La Plata, siga funcionando un súper. ¡Un súper, maestro! Allí, donde jugaron nada menos que Zubieta, Farro, Pontoni, Mierko Blazina, el Lobo Fischer…. ” Dicho lo cual el reo se calló sorpresivamente y se quedó mirando a la nada, al vacío, mientras una lágrima asomaba a sus ojos. Entonces el tipo con el que hablaba, preocupado, le preguntó al que tenía al lado: “Jefe, ¿vio cómo está? ¿No habrá que llamar al SAME?”

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